Con el inicio de las jornadas espirituales encaminadas a la celebración de la Semana Santa, es imprescindible pensar en Dios; pero más que en el Dios que todos mencionamos, debemos pensar en el Dios que se hizo carne (Juan 1:14) quién siendo de la misma esencia del Padre no estimó el ser igual a Dios sino que se despojó así mismo, y por amor a los seres humanos se encarnó para morir por el pecado del hombre.